jueves, 24 de abril de 2008

Una razón sin razón

¿Cuál es la salida de esa curva ciega que impide ver el camino despejado, amplio y profundo?

Una auténtica dádiva habría hecho inesperada y misteriosa aparición.

No hay nadie más sensible a la arrogancia, la soberbia y la agresividad que quienes no trabajan los defectos de personalidad subyacentes.

Mi verdad implícita, sobreentendida, ruda, injuriosa y letal merece ser desdeñana.

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