Apuro el paso a ese espacio de máquinas visitadas por fanáticos del juego o adictos a la incomunicación.
Plagiadores abundan de fuentes ineficaces, rostros en tensión inexplicable entre retorcijones de columna y visión sentida.
Estoy algo más que apurada. Cómo explicarte que mi sexualidad brota normal sólo si recibe una nota de letras capaces de provocar un orgasmo que en vano puedo explicar a los que se preocupan de mi existencia y felicidad.
Hace ya un tiempo que no escribes y sin embargo nunca faltas a la cita de tristeza y aburrimiento de estar y no poder ya dar más nada más que palabras sueltas que agravan el desconsuelo de no ser más tu musa.
Anorgasmia e ira se confunden y nada te alerta. Tal vez un adiós sea necesario y así fue que también perdí a aquel que aún bajo extensa niebla emergía para contarme un día apenas diferente al anterior.
Han pasado un poco más de cinco años y es recién ahora que puedo leerte con cierta amplitud y me es necesario compartirte tal vez con el anhelo de que se multipliquen los románticos grises de un tiempo perdido y poder ver entre el enjambre de monitores y
gestos aquel tan inexplicable que provoca el placer de ser amada tanto.
jueves, 12 de agosto de 2010
De la barbarie al disciplinamiento
Un Cambio de Mentalidad
1829-1873 se quintuplicó la población, producto del aporte de cuatro oleadas inmigratorias y un alto crecimiento vegetativo.
El Antiguo Régimen demográfico reinante estaba caracterizado por una familia compuesta por una mujer joven-adolescente, el hombre mayor y muchos hijos, la fecundidad divinizada y la muerte aceptada por común.
La estructura demográfica respondía a un sistema económico, político y social que requería mano de obra para el desarrollo de una infraestructura espejo del modelo europeo de producción capitalista.
A la inmigración se le suman los prisioneros paraguayos solicitados por Venancio Flores para el trabajo en saladeros y los esclavos que trajeron los estancieros brasileños colonizadores fronterizos.
El fortalecimiento del Estado para los futuros cambios se apoyó en el uso de nuevas técnicas (fusil de repetición, artillería) teniendo la exclusividad del aparato coercitivo.
El período militarista de Lorenzo Latorre amparó la reforma vareliana y la creación del Registro del Estado Civil (primera fase de la secularización uruguaya)
El auge del ganado lanar (reforzador de vínculos económicos con Europa)
La creación del Círculo orista, el capital británico dueño de los servicios y la deuda externa, los grandes estancieros, todos beneficiarios del ya establecido ferrocarril, asistieron a la última oleada inmigratoria del S XIX.
Estas clases que se denominan conservadoras logran el Alambrado de los Campos.
El nuevo régimen de propiedad de la tierra, genera la primera crisis ocupacional del país. Comienza la migración de uruguayos, básicamente a Argentina para emplearse en tareas agrícolas con mejores salarios. Quienes optan por el éxodo interno crean los pueblos de ratas y la supervivencia por zafras. La capital recibe europeos para vitalizar una industria incipiente.
Construido el Estado, asegurada la paz interna, alambrada la estancia, afianzada la ganadería extensiva, el viejo modelo demográfico dejó de ser funcional.
Comienza a gestarse un segundo modelo. La mujer conformó una familia más tarde, reduciendo el tiempo de fertilidad, el número de hijos era acorde para mantener el nivel poblacional.
Las familias que no emigraron trataron de aumentar los ingresos, obreras de fábricas y saladeros, la mujer logró ocupación por su habilidad manual, su comportamiento y sobre todo, en un mercado de trabajo sobresaturado, el cual los hombres emigraban, los empresarios podían reducir su salario a la mitad.
Las cercanías del 900 nos muestran un país que ha tenido una caída de la mortalidad infantil y en la tasa de natalidad.
Nacionalización de europeos por medio del matrimonio.
Comienza una prosperidad relativa visualizándose la industrialización con trabajos de mejora del puerto de Montevideo, primeros automóviles, tranvías.
1908 dato relevante, el 60 por ciento de la población es analfabeta. Sustitución de la cultura oral por la escrita.
1903 a 1915 se triplica la población universitaria.
Montevideo inicia su modernidad antes que varias ciudades europeas. La ciudad ya dividida en barrios según actividades conoce sus primeros ascensores (crecimiento en altura, alarde y especulación inmobiliaria)
El cine desplaza al teatro generando, junto con los periódicos y el fútbol una cultura de masas.
El mundo vocacional de las quintas se sustituye por las playas, Pocitos, Capurro hacia donde el tranvía había tendido sus redes (definición de la trama urbana)
Existen tres tipos de familias en la génesis del modelo moderno
¤ Región ganadera, con estructura latifundista, alta tasa de analfabetismo, concentración del pobrerío rural, peones y madres solteras que no generaron un comportamiento sexual previsor.
¤¤ En la región agrícola de formas minifundistas, tasas de analfabetismo menor que la anteriores pero alta comparada con Montevideo, familia legalmente constituida cuyos hijos son considerados herramientas para el cultivo. El control de natalidad aparenta ser el derivado del retraso en la edad para contraer matrimonio.
¤¤¤ En Montevideo, con economía semi−industrial y empleos públicos y poca incidencia de la religiosidad, donde el control de la natalidad es más estricto justificado por el deseo de ascenso social.
La ley de divorcio de 1913 obligaba a la separación de bienes. El deseo de mantener la cohesión de la fortuna obligaba al mantenimiento de la sociedad conyugal. Se generó la idea de matrimonio como una nueva forma de esclavitud. La soltería es temida esto justifica la carrera matrimonial o el ingreso a la vida religiosa, opción que exasperaría a los liberales del 900.
El modelo demográfico elegido impuso nuevas formas de conducta, la separación por sexos, el puritanismo y el culto a la virginidad. No es raro entonces la histeria femenina.
Aparece la literatura erótica (reivindicación frente al puritanismo) pero al no vincular el amor y el sexo a la familia y a la procreación también funcionó dentro del modelo.
El Estado benefactor que caracterizó la época intervino en la vida concreta de la sociedad, mitigando las contradicciones capitalistas.
La familia, ahora nuclear, tiene un diálogo sincronizado con el Estado que entiende en ella la conservación y reproducción del orden constituido.
Los inmigrantes descubrieron un lugar aceptable en el campo y uno próspero en la capital.
La poca colocación de alimentos en el mercado mundial garantizaba su abundancia, por lo tanto su distribución y consumo interno.
Un elevado nivel de vida y salario de los trabajadores, sumado al uso de los descubrimientos sanitarios posibilitan la población del país.
La ganadería extensiva requería de peones, puesteros que controlaran a los matreros.
El alambrado de los campos inserto en el período militarista logra legalizar la tenencia de la tierra a la vez que genera desempleo y migración interna.
La escasa disponibilidad de tierras aumenta su valor y concentra la riqueza en manos de quien la posee.
La respuesta batllista a la crisis apuntaba a la extensión de la agricultura, la colonización y la industrialización.
La colonización y la agricultura ponían en peligro a los grandes estancieros. La legislación social atenta contra los grandes empresarios. No sólo la ley de 8 horas, sino el respeto a las normas de salubridad exigida para sus establecimientos reducía la plusvalía.
Por último, el intervencionismo estatal mutilaba los intereses de los inversores extranjeros.
La sociedad uruguaya en su conjunto, solucionó la crisis como buenos discípulos de Malthus.
La sociedad se atrevía a controlar los nacimientos pero no a poner en tela de juicio la estructura económica y social. Esta es la base de una revolución demográfica y cultural que generó una mentalidad y una ideología influyendo en los planteos políticos, económicos y sociales que los contemporáneos realizaron.
Sobre la base de los escritos de Pedro Barrán
1829-1873 se quintuplicó la población, producto del aporte de cuatro oleadas inmigratorias y un alto crecimiento vegetativo.
El Antiguo Régimen demográfico reinante estaba caracterizado por una familia compuesta por una mujer joven-adolescente, el hombre mayor y muchos hijos, la fecundidad divinizada y la muerte aceptada por común.
La estructura demográfica respondía a un sistema económico, político y social que requería mano de obra para el desarrollo de una infraestructura espejo del modelo europeo de producción capitalista.
A la inmigración se le suman los prisioneros paraguayos solicitados por Venancio Flores para el trabajo en saladeros y los esclavos que trajeron los estancieros brasileños colonizadores fronterizos.
El fortalecimiento del Estado para los futuros cambios se apoyó en el uso de nuevas técnicas (fusil de repetición, artillería) teniendo la exclusividad del aparato coercitivo.
El período militarista de Lorenzo Latorre amparó la reforma vareliana y la creación del Registro del Estado Civil (primera fase de la secularización uruguaya)
El auge del ganado lanar (reforzador de vínculos económicos con Europa)
La creación del Círculo orista, el capital británico dueño de los servicios y la deuda externa, los grandes estancieros, todos beneficiarios del ya establecido ferrocarril, asistieron a la última oleada inmigratoria del S XIX.
Estas clases que se denominan conservadoras logran el Alambrado de los Campos.
El nuevo régimen de propiedad de la tierra, genera la primera crisis ocupacional del país. Comienza la migración de uruguayos, básicamente a Argentina para emplearse en tareas agrícolas con mejores salarios. Quienes optan por el éxodo interno crean los pueblos de ratas y la supervivencia por zafras. La capital recibe europeos para vitalizar una industria incipiente.
Construido el Estado, asegurada la paz interna, alambrada la estancia, afianzada la ganadería extensiva, el viejo modelo demográfico dejó de ser funcional.
Comienza a gestarse un segundo modelo. La mujer conformó una familia más tarde, reduciendo el tiempo de fertilidad, el número de hijos era acorde para mantener el nivel poblacional.
Las familias que no emigraron trataron de aumentar los ingresos, obreras de fábricas y saladeros, la mujer logró ocupación por su habilidad manual, su comportamiento y sobre todo, en un mercado de trabajo sobresaturado, el cual los hombres emigraban, los empresarios podían reducir su salario a la mitad.
Las cercanías del 900 nos muestran un país que ha tenido una caída de la mortalidad infantil y en la tasa de natalidad.
Nacionalización de europeos por medio del matrimonio.
Comienza una prosperidad relativa visualizándose la industrialización con trabajos de mejora del puerto de Montevideo, primeros automóviles, tranvías.
1908 dato relevante, el 60 por ciento de la población es analfabeta. Sustitución de la cultura oral por la escrita.
1903 a 1915 se triplica la población universitaria.
Montevideo inicia su modernidad antes que varias ciudades europeas. La ciudad ya dividida en barrios según actividades conoce sus primeros ascensores (crecimiento en altura, alarde y especulación inmobiliaria)
El cine desplaza al teatro generando, junto con los periódicos y el fútbol una cultura de masas.
El mundo vocacional de las quintas se sustituye por las playas, Pocitos, Capurro hacia donde el tranvía había tendido sus redes (definición de la trama urbana)
Existen tres tipos de familias en la génesis del modelo moderno
¤ Región ganadera, con estructura latifundista, alta tasa de analfabetismo, concentración del pobrerío rural, peones y madres solteras que no generaron un comportamiento sexual previsor.
¤¤ En la región agrícola de formas minifundistas, tasas de analfabetismo menor que la anteriores pero alta comparada con Montevideo, familia legalmente constituida cuyos hijos son considerados herramientas para el cultivo. El control de natalidad aparenta ser el derivado del retraso en la edad para contraer matrimonio.
¤¤¤ En Montevideo, con economía semi−industrial y empleos públicos y poca incidencia de la religiosidad, donde el control de la natalidad es más estricto justificado por el deseo de ascenso social.
La ley de divorcio de 1913 obligaba a la separación de bienes. El deseo de mantener la cohesión de la fortuna obligaba al mantenimiento de la sociedad conyugal. Se generó la idea de matrimonio como una nueva forma de esclavitud. La soltería es temida esto justifica la carrera matrimonial o el ingreso a la vida religiosa, opción que exasperaría a los liberales del 900.
El modelo demográfico elegido impuso nuevas formas de conducta, la separación por sexos, el puritanismo y el culto a la virginidad. No es raro entonces la histeria femenina.
Aparece la literatura erótica (reivindicación frente al puritanismo) pero al no vincular el amor y el sexo a la familia y a la procreación también funcionó dentro del modelo.
El Estado benefactor que caracterizó la época intervino en la vida concreta de la sociedad, mitigando las contradicciones capitalistas.
La familia, ahora nuclear, tiene un diálogo sincronizado con el Estado que entiende en ella la conservación y reproducción del orden constituido.
Los inmigrantes descubrieron un lugar aceptable en el campo y uno próspero en la capital.
La poca colocación de alimentos en el mercado mundial garantizaba su abundancia, por lo tanto su distribución y consumo interno.
Un elevado nivel de vida y salario de los trabajadores, sumado al uso de los descubrimientos sanitarios posibilitan la población del país.
La ganadería extensiva requería de peones, puesteros que controlaran a los matreros.
El alambrado de los campos inserto en el período militarista logra legalizar la tenencia de la tierra a la vez que genera desempleo y migración interna.
La escasa disponibilidad de tierras aumenta su valor y concentra la riqueza en manos de quien la posee.
La respuesta batllista a la crisis apuntaba a la extensión de la agricultura, la colonización y la industrialización.
La colonización y la agricultura ponían en peligro a los grandes estancieros. La legislación social atenta contra los grandes empresarios. No sólo la ley de 8 horas, sino el respeto a las normas de salubridad exigida para sus establecimientos reducía la plusvalía.
Por último, el intervencionismo estatal mutilaba los intereses de los inversores extranjeros.
La sociedad uruguaya en su conjunto, solucionó la crisis como buenos discípulos de Malthus.
La sociedad se atrevía a controlar los nacimientos pero no a poner en tela de juicio la estructura económica y social. Esta es la base de una revolución demográfica y cultural que generó una mentalidad y una ideología influyendo en los planteos políticos, económicos y sociales que los contemporáneos realizaron.
Sobre la base de los escritos de Pedro Barrán
La tarjeta olvidada
Desencontros yá tive.
Mudanças eu vivi.
Talvez eu tenha
passado por muitas
experiências.
Por isso estou aqui.
Mudou minha cabeça,
jeito de ser.
Mudei!
Nau sei se para melhor
ou para pior, mas mudei.
Já passei por muitas
transformações.
E agora eu sei.
Foi após muitos desencontros na vida
que em você
eu me encontrei.
J. Cosmo Zaratustra pecador.
Mudanças eu vivi.
Talvez eu tenha
passado por muitas
experiências.
Por isso estou aqui.
Mudou minha cabeça,
jeito de ser.
Mudei!
Nau sei se para melhor
ou para pior, mas mudei.
Já passei por muitas
transformações.
E agora eu sei.
Foi após muitos desencontros na vida
que em você
eu me encontrei.
J. Cosmo Zaratustra pecador.
¿Ya han pasado mis cien días?
Pasaron largas tardes y también noches que se nos quedaron demasiado cortas
¡Las veces que atravesamos la ciudad muy sola para verte y me levanté de tu cama y te oí decir palabras a medias en tus sueños y te miré muchas, muchísimas veces hasta atrapar el gesto más íntimo
Ay, las veces que me hundí en tu ternura para perdonarme en tu carne y caer en el éxtasis físico que tanto me haces que dure.
Han pasado 100 días surcados de compañía, de amor, de silencios y de miradas pero faltaron chispazos incomprensibles.
Parece siempre que deseásemos que terminaran, muy a pesar que sabemos el uno tan cerca del otro por unos milímetros o una llamada de teléfono,
Se han ido las noches solas de verano que te precedieron.
Cierto, muchos de tedio y unas salidas tristes y rutinarias y sí también a veces el fatalismo, la fatiga y el cansancio.
Pero tú me traes como un río subterráneo de aguas negras. Todo aquello parece ya demasiado distante, como de otra época. De las mismas que surqué y en las muchas veces que te pienso.
Es que sin querer me han traído otra vez hasta el punto donde estoy.
Te he mirado tanto. Me he sacrificado tanto y de una manera que no conozco. He seguido viéndote a los ojos, mirando el enigma y el misterio de los sitios a los que aún no llego.
Porque te he visto desnuda y esplendorosa cien veces y me sigue sorprendiendo.
Hubo cosas en común: maravillas y silencios, necesidades de verte. Eso me hacía contar las horas y minutos en reversa. Las fotos que miré más de una vez. Despedidas breves que me dejaban solo en las calles frías que atravieso sereno, con el cuerpo plácido, ¡Cómo gato en su momento, en su noche!
Te escuché la respiración, las toses y te hablé con ironía del escritor que murió hace más de veinte años.
No te perdí todo el respeto que quisieras. Te gusté y me gustaste. Me seguirá sorprendiendo la blandura de tus manos que me masajean el sexo, el rostro. Los muslos. En la antesala de tu vientre o en el momento que lo abandono.
Escuché, hablé, callé. Quise protegerte y salvarte para salvarme yo también y estar contenido en tu regazo, en tu entrepierna, en tu boca. Apretando apenas tus dulces manos que brindan tus piernas salvajes para mí.
Y sigo aquí. Necesitándote y diciéndote cómo cuando recibí por primera vez la caricia en el sendero del Prado y yo te correspondía con las mías.
Me acuerdo de la casa vencida y vieja y ya muerta del ruido que hacía sobre el camino de ir a ti sobre el piso de baldosas blancas y negras.
Te prometí y te juré entre la tiniebla, por compacta que sea, habrá de desvanecerse.
Porque al otro día iba por ti a verte y muchas veces a resguardarte o simplemente sentarme al lado tuyo, esperando la caricia, esperando el que nunca me dejaras solo a través del brillo de tu espejo de inteligencia, de gracia o simple entendimiento.
Oigo tus pensamientos en voz alta o los susurros que me dirigís cuando estamos cerca, los ojos cerrados en el abrazo que nunca logra abarcarte.
Quédate aquí, que faltan tantas cosas que tengo que mostrarte aunque sé que son tonterías o maravillas de aquello universos de los que te hablé.
Faltan tantos panes para partir con la mano por la mitad y darte tu parte.
Faltan caminos por andar, cosas que ver, letargos que vencer.
Faltan tantas caídas al vacío cuando la carne se entremezcla y solo el sexo y la pasión nos gobiernan. Faltan tardes, noches, tareas, minutos que pensar y horas de actuar juntos.
¡Quédate conmigo, mi querida Adriana.
Te quiero más y como siempre
Pasaron largas tardes y también noches que se nos quedaron demasiado cortas
¡Las veces que atravesamos la ciudad muy sola para verte y me levanté de tu cama y te oí decir palabras a medias en tus sueños y te miré muchas, muchísimas veces hasta atrapar el gesto más íntimo
Ay, las veces que me hundí en tu ternura para perdonarme en tu carne y caer en el éxtasis físico que tanto me haces que dure.
Han pasado 100 días surcados de compañía, de amor, de silencios y de miradas pero faltaron chispazos incomprensibles.
Parece siempre que deseásemos que terminaran, muy a pesar que sabemos el uno tan cerca del otro por unos milímetros o una llamada de teléfono,
Se han ido las noches solas de verano que te precedieron.
Cierto, muchos de tedio y unas salidas tristes y rutinarias y sí también a veces el fatalismo, la fatiga y el cansancio.
Pero tú me traes como un río subterráneo de aguas negras. Todo aquello parece ya demasiado distante, como de otra época. De las mismas que surqué y en las muchas veces que te pienso.
Es que sin querer me han traído otra vez hasta el punto donde estoy.
Te he mirado tanto. Me he sacrificado tanto y de una manera que no conozco. He seguido viéndote a los ojos, mirando el enigma y el misterio de los sitios a los que aún no llego.
Porque te he visto desnuda y esplendorosa cien veces y me sigue sorprendiendo.
Hubo cosas en común: maravillas y silencios, necesidades de verte. Eso me hacía contar las horas y minutos en reversa. Las fotos que miré más de una vez. Despedidas breves que me dejaban solo en las calles frías que atravieso sereno, con el cuerpo plácido, ¡Cómo gato en su momento, en su noche!
Te escuché la respiración, las toses y te hablé con ironía del escritor que murió hace más de veinte años.
No te perdí todo el respeto que quisieras. Te gusté y me gustaste. Me seguirá sorprendiendo la blandura de tus manos que me masajean el sexo, el rostro. Los muslos. En la antesala de tu vientre o en el momento que lo abandono.
Escuché, hablé, callé. Quise protegerte y salvarte para salvarme yo también y estar contenido en tu regazo, en tu entrepierna, en tu boca. Apretando apenas tus dulces manos que brindan tus piernas salvajes para mí.
Y sigo aquí. Necesitándote y diciéndote cómo cuando recibí por primera vez la caricia en el sendero del Prado y yo te correspondía con las mías.
Me acuerdo de la casa vencida y vieja y ya muerta del ruido que hacía sobre el camino de ir a ti sobre el piso de baldosas blancas y negras.
Te prometí y te juré entre la tiniebla, por compacta que sea, habrá de desvanecerse.
Porque al otro día iba por ti a verte y muchas veces a resguardarte o simplemente sentarme al lado tuyo, esperando la caricia, esperando el que nunca me dejaras solo a través del brillo de tu espejo de inteligencia, de gracia o simple entendimiento.
Oigo tus pensamientos en voz alta o los susurros que me dirigís cuando estamos cerca, los ojos cerrados en el abrazo que nunca logra abarcarte.
Quédate aquí, que faltan tantas cosas que tengo que mostrarte aunque sé que son tonterías o maravillas de aquello universos de los que te hablé.
Faltan tantos panes para partir con la mano por la mitad y darte tu parte.
Faltan caminos por andar, cosas que ver, letargos que vencer.
Faltan tantas caídas al vacío cuando la carne se entremezcla y solo el sexo y la pasión nos gobiernan. Faltan tardes, noches, tareas, minutos que pensar y horas de actuar juntos.
¡Quédate conmigo, mi querida Adriana.
Te quiero más y como siempre
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